sábado, 19 de abril de 2014

Oratoria- Textos y biografías.

ORATORIA.


La oratoria es el arte del bien decir, es decir, de embellecer la expresión para persuadir o deleitar al que escucha o lee.

La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Fue Sócrates quien creó una famosa escuela de oratoria en Atenas.
A lo largo del siglo II a.C. cuando los romanos se adueñaron de Grecia, se dieron cuenta de la importancia que tenía la oratoria. Así se abrieron las primeras escuelas de retórica en Roma, donde Marco Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos.



CARACTERÍSTICAS

·                    Frecuentes vocativos (llamadas de atención a quienes están escuchando el discurso: los jueces, el            pueblo al que se llama «Quiritas» o ciudadanos, o bien a la misma persona a quien se acusa).
·                    Abundante uso de preguntas retóricas.
·                    Abundante uso de la segunda persona del singular.
·                    Frecuentes cambios de tono, inflexiones en la voz del que está hablando, que en el texto se representan      con las exclamaciones, las preguntas, los vocativos.
·                    Subordinación abundante.


TIPOS DE DISCURSO

Según el tema elegido, el lugar en que se llevasen a cabo y la intención del orador, se distinguen tres tipos de discursos:
a)      Judicial o forense: es aquel en el que el orador se propone conseguir una decisión judicial sobre si algo es iustum o iniustum.
b)      Deliberativo: es el discurso político pronunciado ante la asamblea del pueblo ante el senado en el que el orador recomienda o desaconseja una determinada opción.
c)      Demostrativo: consiste en la alabanza o vituperio de una persona; en este género  se encuadran los panegíricos y las laudationes fúnebres, discursos pronunciados en las honras fúnebres de determinados personajes para elogiar sus virtudes.


PROCESO DE ELABORACIÓN DEL DISCURSO 

-         Invención o inventio: búsqueda de documentación. Argumentos y pruebas.
-         Disposición o dispositio. Estructura de este material recogido
-         Elocucion o elocutio. Exposición del discurso mediante la búsqueda de palabras adecuadas, figuras estilísticas, etc.
-         Memorización o memoria: retención en la memoria de todo lo previamente preparado. Los discursos jamás eran leídos.
-         Actuación o actio. Uso de gestos y tono de voz adecuados, es decir, la dramatización más conveniente al tipo de discurso pronunciado.


PARTES DEL DISCURSO 

-         Exordio o exordium: Introducción destinada a preparar el ánimo del auditorio, captar su atención y ganar así su benevolencia.
-         Narración o narratio: Exposición, de la manera más favorable a la causa, de los hechos que se van a intentar defender o probar.
-         Argumentación o argumentatio: Es la parte central y decisiva del discurso en la que se deben defender los argumentos presentados a favor de la causa y refutar la posible argumentación de la parte contraria.
-         Epílogo  o peroratio: Es la parte final destinada a recapitular lo expuesto con un doble objetivo: refrescar la memoria del auditorio y  tratar de ganarse a los jueces e inclinarlos a favor de la propia causa. 



CICERÓN 

Marco Tulio Cicerón, en latín Marcus Tullius Cicero nació en Arpino,  el 3 de enero de 106 a. C., y  falleció en Formia, el 7 de diciembre de 43 a. C. 
Fue un jurista, político, filósofo, escritor, y orador romano. Es considerado uno de los más grandes retóricos y estilistas de la prosa en latín de la República romana.


Siendo niño estudió en Roma con los mejores maestros de su época. A la edad de 25 años intervino con éxito en su primer proceso judicial en defensa de Quinctio, y un año mas tarde, en defensa de Sexto Roscio.
Estos discursos ayudaron a Cicerón a ganar gran popularidad, pero también algunos problemas, por lo que se marchó a Rodas y Atenas donde permaneció dos años formándose.

Al regresar inició su carrera política, que culminó con la consecución del consulado en el año 64. Durante su consulado tuvo lugar la Conjuración de Catilina (un intento de golpe de Estado protagonizado por Lucio Sergio Catilina). Cicerón al descubrirlo lo denunció ante el senado pronunciando las 4 famosas Catilinarias.

Cuando estalló la guerra civil entre César y Pompeyo, tomó partido por el segundo y, aunque César le perdonó, decidió alejarse de la vida política y dedicarse a la redacción de su obra. Tras el asesinato de César, Cicerón volvió a la política enfrentándose a Marco Antonio, contra el que pronunció  las Filípicas. Este enfrentamiento le costó la vida.

En cuando a sus obras, Cicerón cultivo tres géneros: oratoria, filosofía y el género epistolar.

Del primero, se conservan un gran número de discursos completos y referencias de otros muchos ya que hacía escribirlos a su esclavo Marco Tulio Tirón después de pronunciarlos; entre los más conocidos se encuentran:
-         Verrinas. Siete discursos escritos contra Cayo Verres.
-         Catilinarias. Cuatro discursos denunciando la conspiración de Catilina.
-         Filípicas. Catorce discursos contra Marco Antonio.

Otros pronunciados en defensa de personajes particulares:
-         Pro Marcelo, Pro Milone

Obras sobre la oratoria y sus técnicas:
-         Brutus. Historia de la oratoria romana desde sus comienzos incluyendo al mismo Cicerón y demás oradores de su generación.
-         De oratore. Diálogo que Cicerón escribió al regreso de su destierro en el que expone su idea del orador ideal.
-         Orator. Estudio acerca de los diversos tipos de oratoria.


Desde el punto de vista filosófico, Cicerón no puede ser considerado un pensador original, ya que no creó un pensamiento, pero tiene el mérito de haber difundido la filosofía griega en Roma y de haber creado un vocabulario apropiado al traducir al latín la terminología filosófica griega. Se le puede considerar un ecléctico, que toma de varias doctrinas su pensamiento.

Sus tratados filosóficos están escritos en forma de diálogo excepto Tusculanae.
-         De finibus bonorum et malorum.
-         De natura deorum.
-         De officiis.
-         De amicitia.
-         De senectute.

Por último, en cuanto al género epistolar se han conservado unas 900 cartas agrupadas en 37 libros según el destinatario: Ad Atticum,  Ad Familiares, Ad Brutum, ...




In Catilinam I, 1: Comienzo de la primera Catilinaria

Cicerón reúne al Senado en el templo de Júpiter “Stator” para informarle de la existencia de una conjuración encabezada por Catilina. El propio Catilina asiste a la reunión. Cicerón, sorprendido por su presencia, arremete contra él con un discurso directo, sin preámbulo alguno, “ex abrupto”.

Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? 
¿Hasta cuándo vas a abusar de nuestra paciencia, Catilina?

quam diu etiam furor iste tuus nos eludet? 
¿cuánto tiempo todavía esa locura tuya nos burlará?

quem ad finem sese effrenata iactabit audacia? 
¿Hasta qué límite se lanzará tu desenfrenada audacia?

Nihilne te nocturnum praesidium Palati, nihil urbis vigiliae, nihil timor populi, nihil concursus bonorum omnium, nihil hic munitissimus habendi senatus locus, nihil horum ora voltusque moverunt? 
¿No te han conmovido nada la guardia nocturna del Palatino, nada los turnos de vela de la ciudad, nada el temor del pueblo, nada la concurrencia de todos los buenos, nada este fortificadísimo lugar de celebrar el senado, nada los rostros ni las expresiones de éstos?

Patere tua consilia non sentis, constrictam iam horum omnium scientia teneri coniurationem tuam non vides? 
¿No te das cuenta de que tus consejos están descubiertos, no ves que tu conjuración ya se mantiene aplastada por el conocimiento de todos éstos?

Quid proxima, quid superiore nocte egeris, ubi fueris, quos convocaveris, quid consilii ceperis, quem nostrum ignorare arbitraris?
¿Consideras que alguno de los nuestros ignora qué has hecho anoche, qué antes de anoche, dónde has estado, a quiénes has convocado, qué determinación has tomado? 

O tempora, o mores! Senatus haec intellegit, consul videt; hic tamen vivit. Vivit? 
¡Oh tiempos, oh costumbres! El senado sabe estas cosas, el cónsul las ve; sin embargo, éste vive. ¿Vive?

Immo vero etiam in senatum venit, fit publici consilii particeps, notat et designat oculis ad caedem unum quemque nostrum. 
Ciertamente, incluso viene al senado, se hace partícipe del consejo público, anota y destina con sus ojos a la muerte a cada uno de nosotros. 

Nos autem fortes viri satis facere rei publicae videmur, si istius furorem ac tela vitemus. 
Sin embargo nosotros, hombres fuertes, parecemos hacer bastante por la república, si evitamos la furia y los dardos de ése.

Ad mortem te, Catilina, duci iussu consulis iam pridem oportebat, in te conferri pestem, quam tu in nos omnis iam diu macchinaris.
Convenía que tú, Catilina, ya hace tiempo fueras llevado a la muerte por la orden del cónsul, que la destrucción que tú tramas desde ya tiempo contra todos nosotros fuera destinada a ti. 

An vero vir amplissimus, P.Scipio, pontifex maximus, Ti. Gracchum mediocriter labefactantem statum rei publicae privatus interfecit: 
Acaso no, en verdad, un hombre importantísimo, P. Escipión, pontífice máximo mató a Ti. Graco que socavaba ligeramente el estado de la Rapública como un particular:

Catilinam orbem terrae caede atque incendiis vastare cupientem nos consules perferemus? (…)
¿Nosotros, cónsules, soportaremos a Catilina que desea arrasar el orbe de la tierra con asesinato e incendios? 

Habemus senatus consultum in te, Catilina, vehemens et grave; 
Tenemos la consulta del senado contra ti, Catilina, enérgico y severo;

non deest rei publicae consilium neque auctoritas huius ordinis: 
no (le) falta a la República el consejo ni la autoridad de éste orden (senatorial):

nos, nos, dico aperte, consules desumus.
nosotros, nosotros, digo abiertamente, los cónsules faltamos. 




In Catilinam IV, 21: Epílogo de la cuarta Catilinaria

Cicerón, orgulloso de su actuación en la conspiración de Catilina y seguro ya de su triunfo, compara su actuación con la de grandes hombres a quienes la patria honró de manera especial.

Sit Scipio clarus ille, cuius consilio atque virtute Hannibal in Africam redire atque Italia decedere coactus est; 
Aquel Escipión sea famoso, con cuyo consejo y valor Aníbal fue obligado a regresar a África y a salir de Italia; 

ornetur alter eximia laude Africanus, qui duas urbes huic imperio infestissimas, Carthaginem Numantiamque, delevit; 
Sea honrado con un distinguido elogio el otro africano, que destruyó las dos ciudades más enemigas de este imperio, Cartago y Numancia;

habeatur vir egregius Paulus ille, cuius currum rex potentissimus quondam et nobilissimus Perses honestavit; 
aquel Paulo sea tenido como un hombre eminente cuyo carro honró un rey poderosísimo antaño y muy noble, Perseo;

sit aeterna gloria Marius, qui bis Italiam obsidione et metu servitutis liberavit; 
sea Mario de eterna gloria, que liberó dos veces Italia del asedio y del miedo a la esclavitud;

anteponatur omnibus Pompeius, cuius res gestae atque virtutes isdem, quibus solis cursus, regionibus ac terminis  continentur; 
sea antepuesto Pompeyo a todos, cuyas hazañas y virtudes se extienden por las mismas regiones y confines por los que (se extiende) el curso del sol; 

erit profecto inter horum laudes aliquid loci nostrae gloriae, nisi forte maius est patefacere nobis provincias, quo exire possimus, quam curare, ut etiam illi, qui absunt, habeant, qua victores revertantur.
ciertamente habrá entre las alabanzas de éstos algo de lugar (=algún lugar) para nuestra gloria, a no ser que tal vez sea más grande abrirnos provincias (=conquistar), adonde podamos salir, que procurar, que también aquellos, que están lejos, tengan adonde regresar victoriosos. 




De officiis IX, 38

Nunca se debe obrar mal por muy en secreto que queden nuestros actos. Para avalar esta afirmación Cicerón recurre a la fábula de Giges, que Platón cuenta en su Republica. Giges, pastor del rey, alcanzó el reino de Lidia gracias a los poderes de un anillo mágico que, según la forma en que se lo colocara en el dedo, le permitía ver sin ser visto.

Hinc ille Gyges inducitur a Platone, qui, cum terra discessisset magnis quibusdam imbribus, descendit in illum hiatum aenumque equum, ut ferunt fabulae, animadvertit, cuius in lateribus fores essent; 
De ahí aquel Giges es traído por Platón, que, habiéndose abierto la tierra por unas ciertas grandes lluvias, descendió hacia aquella grieta y advirtió un caballo de bronce, como las fábulas cuentan, en cuyos costados había unas puertas;

quibus apertis, corpus hominis mortui vidit magnitudine inusitata anulumque aureum in digito; 
abiertas éstas, vio el cuerpo de un hombre muerto de extraordinaria dimensión y un anillo áureo en su dedo;

quem ut detaxit, ipse induit; 
él mismo, cuando lo sacó, se lo puso; 

erat autem regius pastor, tum in concilium se pastorum recepit. 
por otra parte era un pastor del rey, entonces se retiró a una reunión de pastores.

Ibi cum palam eius anuli ad palmam convenerat, a nullo videbatur, ipse autem omnia videbat;  
Cuando allí había vuelto el engaste de su anillo a la palma, no era visto por ninguno, sin embargo él mismo veía todas las cosas; 

idem rursus  videbatur, cum in locum anulum inverterat. 
de nuevo el mismo era visto, cuando había girado a su lugar el anillo. 

Itaque, hac opportunitate anuli usus, reginae struprum intulit eaque adiutrice regem dominum interemit, sustulit, quos obstare arbitrabatur, nec in his eum facinoribus quisquam potuit videre. 
Así pues, habiéndose valido de esta virtud del anillo, llevó a cabo un estupro a la reina y con ella de colaboradora mató al rey, su soberano, aniquiló a los que consideraba que estorbaban, y nadie pudo verlo en estos crímenes.

Sic repente anuli beneficio rex exortus est Lydiae. 
De este modo repentinamente con el beneficio del anillo se convirtió en el rey de Lidia. 




De amicitia VI

Cicerón pone en boca de su amigo Lelio, a quien está dedicada la obra, esta hermosa definición de la amistad.

Est autem amicitia nihil aliud nisi omnium divinarum humanarumque rerum cum benevolentia et caritate summa consensio; 
Pero la amistad no es ninguna otra cosa si no el sumo acuerdo de todas las cosas divinas y humanas con bondad y cariño;

qua quidem haud scio an, excepta sapientia, quidquam melius homini sit a diis datum. 
no sé si, exceptuada la sabiduría, haya sido dado al hombre algo mejor que ésta seguramente por los dioses.

Divitias alii praeponunt, bonam alii valetudinem, alii potentiam, alii honores, multi etiam voluptates. 
Unos anteponen las riquezas, otros la buena salud, otros el poder, otros los honores, muchos también los placeres.

Belluarum hoc quidem extremum est; 
Sin duda esto último es propio de bestias;

illa autem superiora caduca et incerta, posita non tam in consiliis nostris quam in fortunae temeritate.
pero aquellas cosas de más arriba (son) perecederas e inciertas, colocadas no tanto en nuestros consejos como en la volubilidad de la fortuna.

Qui autem in virtute summum bonum ponunt, praeclare illi quidem; 
Pero los que ponen el sumo bien en la virtud, ellos ciertamente (actúan) de modo honroso; 

sed haec ipsa virtus amicitiam et gignit et continet; 
pero esta misma virtud no sólo engendra, sino  también contiene la amistad;

nec sine virtute amicitia esse ullo pacto potest. 
y la amistad no puede existir de ningún modo sin la virtud.




De senectute V, 15

Cuatro son las razones por las que la vejez suele ser considerada una etapa desgraciada de la vida. A rebatir estas acusaciones dedica Cicerón gran parte de su tratado De senectute.

Etenim cum complector animo, quattuor reperio causas cur senectus mísera videatur:
En efecto, cuando abarco con mi ánimo (=reflexiono sobre el tema), encuentro cuatro causas por qué la vejez parezca desgraciada:

unam, quod avocet a rebus gerendis, 
Una, porque te aparta de hacer las cosas,

alteram, quod corpus faciat infirmius,
la segunda, porque hace el cuerpo más débil,

tertiam quod privet omnibus fere voluptatibus 
la tercera porque priva de casi todos los placeres

quartam, quod haud procul absit a morte.
la cuarta porque no dista mucho de la muerte.


Cicerón pone como ejemplo de actividad a Apio Claudio «el Ciego» que, a pesar de sus limitaciones y ser un anciano, gobernaba con acierto y firmeza su casa. La conclusión es que se puede ser viejo de cuerpo, pero no de ánimo.

Quattuor robustos filios, quinque filias, tantam domum, tantas clientelas Appius regebat et caecus et senex;
Apio gobernaba, tanto ciego como viejo, a cuatro robustos hijos, cinco hijas, una gran casa, a numerosos clientes;

intentum enim animum tamquam arcum habebat nec languescens succumbebat senectuti; 
pues tenía un ánimo tenso como un arco y no sucumbía a la vejez languideciendo;

tenebat non modo auctoritatem, sed etiam imperium in suos: 
no sólo tenía autoridad, sino también el mando sobre los suyos:

metuebant servi, verebantur liberi, carum omnes habebant; 
sus siervos lo temían, sus hijos lo respetaban, todos le tenían cariño;

vigebat in ilIa domo mos patrius, disciplina.
en aquella casa tenía fuerza la tradición de los antepasados, la disciplina.

Ita enim senectus honesta est, si se ipsa defendit, si ius suum retinet, si nemini emancipata est si usque ad ultimum spiritum dominatur in suos. 
Pues la vejez es honorable así: si ella misma se defiende, si conserva su derecho, si no ha sido sometida a nadie, si constantemente domina a los suyos hasta el último suspiro.

Ut enim adulescentem, in quo est senile aliquid, sic senem in quo est aliquid adulescentis, probo; 
Pues aprecio de la misma manera a un joven en el que hay algo de senil, como a un viejo que tiene algo de joven;

quod qui sequitur corpore senex esse poterit, animo numquam erit.
el que sigue esto podrá ser viejo de cuerpo, nunca lo será de ánimo. 





Cartas

Debido a las noticias que le han llegado sobre su estado de salud, Cicerón escribe a su esposa Terencia rogándole que se cuide. Le comunica lo mucho que le han agradado sus cartas y le ruega que siga comunicándole cualquier novedad que se produzca.

Tulius Terentiae suae sal. Adfamiliares, XIV, 8

Si vales, bene est; ego valeo. 
Está bien, si tienes salud; yo la tengo.

Valetudinem tuam velim cures diligentissime. 
Quisiera (que) cuides tu salud con muchísima atención.

Nam mihi et scriptum et nuntiatum est te in febri subito incidisse.
En efecto, no sólo me ha sido escrito sino también anunciado que tú habías enfermado de fiebre de repente. 

Quod celeriter me fecisti de Caesaris litteris certiorem, fecisti mihi gratum. 
El hecho de que rápidamente  me hiciste sabedor (=me informaste) de la carta de César, me alegró.

Item posthac, si quid opus erit, si quid acciderit novi, facies ut sciam. 
Del mismo modo después de esto, si algo fuera necesario, si algo nuevo ocurriera, procurarás que lo sepa.

Cura ut valeas. Vale. Datae IV Nonas Iun. 
Procura cuidarte. Adiós. Escrita cuatro días antes de las nonas de junio (e.d. el 2 de junio)




Tullius s. d.  Terentiae suae et Tulliae et Ciceroni

Cicerón, a quien duelen más los sufrimientos de su esposa e hijos que los suyos propios, se culpa de la angustiosa situación por la que atraviesa su familia debido a su destierro.

Accepi ab Aristocrito tres epistulas, quas ego lacrimis prope delevi; 
Recibí tres cartas de Aristócrito, que yo casi borré con mis lágrimas;

conficior enim maerore, mea Terentia, nec meae me miseriae magis excrutiant quam tuae vestraeque; 
pues soy afligido por la tristeza, Terencia mía, y mis desgracias no me torturan más que las tuyas y las vuestras;

ego autem hoc miserior sum quam tu quae es miserrima, quod ipsa calamitas communis est utriusque nostrum, sed culpa mea propria est. 
pero yo soy más desgraciado que tú, que eres muy desgraciada, por esto, porque este mismo infortunio es común  a cada uno de nosotros dos, pero la culpa es sólo mía. 

Meum fuit officium vel legatione vitare periculum vel diligentia et copiis resistere vel cadere fortiter. 
Fue mi deber, o bien evitar el peligro con una legación, o bien resistir con diligencia y con mis recursos o bien caer valerosamente. 

Hoc miserius, turpius, indignius nobis nihil fuit. 
Más desgraciado, más deshonroso, más indigno nada hubo para nosotros que esto. 

Quare cum dolore conficior tum etiam pudore; 
Por lo que no sólo soy afligido por el dolor, sino también por la vergüenza;

pudet enim me uxori meae optimae, suavissimis liberis virtutem et diligentiam non praestitisse.
en efecto me avergüenza no haber mostrado valor y rapidez a mi grandísima mujer, a mis dulcísimos hijos.

Nam mihi ante oculos dies noctesque versatur squalor vester et maeror et infirmitas valetudinis tuae, spes autem salutis pertenuis ostenditur. 
Pues nuestra miseria y tristeza y debilidad de tu salud me gira (=me pasa) ante los ojos los días y las noches, sin embargo la esperanza de salvación se muestra muy débil. 

Inimici sunt multi, invidi paene omnes; 
Mis enemigos son muchos, casi todos envidiosos. 

eicere nos magnum fuit, excludere facile est. 
expulsarnos fue grande, excluirnos es fácil. 

Sed tamen quamdiu vos eritis in spe, non deficiam, ne omnia mea culpa cecidisse videantur. 
Pero sin embargo, mientras vosotros estéis en la esperanza (=esperanzados), no desfalleceré, para que no parezca que todo ha fracasado por mi culpa.

[...] Vale, mea Terentia;  Cuídate, Terencia mía;

quam ego videre videor itaque debilitor lacrimis. Vale. Pr. k. Dec.
a la que me parece ver y así soy debilitado por las lágrimas. Adiós. La víspera de las calendas de diciembre (e.e. 30 nov.).